Cuentan, que en los oscuros años de la alta edad media, hubo unos monjes que de forma paciente, día a día, fueron copiando libros a mano y pasaron a ser un eslabón clave en el traspaso de la cultura.
La Fundación Jesús Abandonado ha contado con su particular amanuense del siglo XXI, que ha ido pasando de forma paciente cada una de las fichas a la base de datos. A él, Francisco Egea, de forma especial, y a los que a lo largo de los años las rellenaron, les corresponde el mérito.
He echo yo el dibujo ¿eeeh? pone jesus abandonado.
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